Estamos ante una de las mayores cuestiones de la historia: ¿Existe realmente el destino?
Hay religiones que respaldan su existencia, y religiones que no, hay filósofos que la afirman exhaustivamente y filósofos que la niegan rotundamente. Esto es como todo, nunca todo el mundo estará de acuerdo en algo.
Los que niegan su existencia argumentan principalmente que son los propios actos de cada uno los que desencadenan el resto de sus vidas, es decir que el destino cambia cada segundo con cada pensamiento, acto o palabra pronunciada y ahora yo planteo ¿y si ese era su destino; tener ese pensamiento, realizar ese acto o pronunciar esa palabra? Algunos dirán vale, hasta ahí de acuerdo, pero y los cambios grandes ¿qué? esos si que pueden cambiar el destino completamente, incluso si el cambio sea completamente tonto e insostenible cambiaría más aún el destino, a lo que yo respondo con que es más de lo mismo, y si estabas destinado a realizar ese cambio, aunque creas que es una completa e impredecible ida de olla tuya en realidad puede no serlo y que la verdad sea que sigues un mero y simple guión.
Tras esto, en la mayoría de los casos, uno creerá en el destino, pero ahora toca cambiar los papeles, dar otra vuelta de tuerca al asunto, porque todo esto es muy idílico, sí, pero si todo está predestinado algo o alguien tiene que decidir por nosotros y realizar ese guión que nos complete en meros juguetes, tontos y sencillos títeres, sí, a nosotros los seres humanos, a nosotros que nos creemos la especie más evolucionada e inteligente. Y todo esto lleva a plantearse la posible existencia de un ser superior, cosa de la que yo sigo teniendo mis dudas. Pero en el caso de que existiera: ¿Por qué ha hecho tantas desgracias?¿Por qué no se da cuenta de que "sus juguetes" sufren? Que injusto es todo esto, ¿no? y ahora el polo opuesto; ¿Y si no existiese? ¿Cómo es que todos tenemos un destino?¿Qué o quién decide por nosotros? Ahora lo más probable es que vuestro convencimiento sobre el destino se haya reducido hasta llegar prácticamente a la inexistencia y no sólo eso, todo eso que antes era seguridad se acaba de transformar en desconfianza, pero ahora yo os propongo que volváis a leer el anterior párrafo y estoy casi seguro de que volveréis a creer y luego volver a leer éste 3 párrafo y la incredulidad volverá a aparecer y así hacerlo tantas veces como queráis aunque os adelanto que es muy poco probable que lleguéis a una clara conclusión.
Yo no podré resolver vuestras dudas sobre la existencia del destino,¡no lo ha hecho ni lo hará la ciencia lo voy a poder hacer yo! Sólo os puedo dar mi parecer, que se basa en la fe, que todo es una mera cuestión de fe, de creer o no creer, ambas decisiones son correctas y erróneas, ambas decisiones son admirables y detestables, ambas decisiones se sostienen a la perfección y ambas son completamente insostenibles. Ahí está la fe de cada uno.
No se sabe, tal vez elijan nuestro destino, pero lo que yo realmente creo es que cada uno se crea su propio destino. Pero por desgracia no quiere decir que si tú haces cosas buenas solo te ocurrirán cosas buenos, las cosas no son así. Pero desde luego yo creo que el destino se lo forma uno mismo.
ResponderEliminarEs una comida de cabeza que no tiene (por lo menos ahora) una solución exacta.
Y en serio que lo has clavado, es una cuestión de fe. De creer en algo y ya está.
Cada día me impresionas más, ya lo sabes ;)
Irene muchísimas gracias, de verdad.
ResponderEliminarYo sí que creo en el destino, pero es que como ya digo en la entrada no puedo decirlo a ciencia cierta.
Yo no creo en el destino, más bien creo que nos agarramos a él cuando no tenemos justificación o razón para lo que nos ocurre. Cada uno es libre de su destino y podemos elegir ser lo que queramos si tomamos las decisiones correctas, pero no hay una fuerza que nos lleve por un camino u otro sino el de nuestra voluntad (y la suerte, claro está).
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