domingo, 8 de mayo de 2011

Erase un cumpleaños.

La inspiración no llama a mi puerta, por lo tanto me limitaré a contaros mi fin de semana, que esta vez si que hay cosas que contar.

El viernes empezó bien muy pero que muy bien, eso que ansiaba se había hecho realidad y había conseguido entrar en el Ramiro de Maeztu. Al día siguiente Z. y yo celebrábamos nuestros cumpleaños juntos (aunque el mío fue el 20 de abril y el de Z. el 2 de mayo) y a pesar de llevar un mes programado el cumpleaños mis amigos decidieron que el día ideal para comprar los regalos era el viernes y como Z. y yo no nos podíamos quedar solos pues les acompañamos. Vale, somos jóvenes y tenemos que comprar un regalo ¿A dónde vamos? Pues a un Centro Comercial así que nos dirigimos al Plenilunio. Ahí, los que no se habían podido librar de comprar el regalo + Z. + yo hicimos dos grupos: Z., D., A. y P. irían a comprar mis regalos y B. C. y yo el de Z.

Bueno, pues ya sabéis como es Z. más raro que un perro verde, así que no teníamos ni pajolera idea de qué comprarle, pero llegó la inspiración divina y le compramos un juego de la play y dos camisetas muy de su estilo. Tras tres horas de compras vimos que ya era hora de volver al barrio y eso hicimos.

Al llegar a casa me esperaba otra buena noticia: L. e I. que tanto Z. como yo dábamos por supuesto que no vendrían, confirmaron su asistencia al cumpleaños por lo que el día fue redondo.

Aunque el cumpleaños empezaría sobre las ocho (cosa que se retrasó una hora y 40 minutos por la legendaria impuntualidad de mis amigos) decidimos quedar antes para no morirnos del asco en casa. El barrio estaba desierto, ni un alma se veía por la calle. J. nos habló de un lago al otro lado de la M-40 pero que tenía muy difícil acceso. Z., M., y yo dijimos de ir pero D. y A. se negaron, así que las dejamos en un parque como si de dos viejecitas se tratara y fuimos los 4 a la aventura.

¿El problema? Que había llovido. La tierra no era tierra, era barro, y para llegar había que bajar una cuesta empinadísima corriendo y adivinad quien se calló justo cuando llegó al final... Un servidor. Los vaqueros y las converse estaban calados por lo que ya me daba igual mancharme más así que seguimos adelante. Para llegar había que atravesar encorvados dos túneles, bien pues ahí estábamos nosotros con la linterna de los móviles porque no se veía nada y gritando ¡MIERDA UN CHARCO! y ¡PERO QUÉ ASCO! Finalmente llegamos al lago, que oye, para estar donde está era bien chulo, tenía un color bonito y era bastante grande. Estuvimos ahí un rato hasta que empezaron a sonar los móviles: D. y A. decían que fuésemos ya, L., I. y CH. nos estaban esperando en frente de mi casa y R. y H. seguían sin haber decidido si venían o no. Así que decidimos que ya era hora de volver. Una vez ya fuera del otro mundo me miro las converse y compruebo que ya no son rojas, sino marrones, así que obligo a todos a ir a mi casa para cambiarme porque parecía un pordiosero, lo que venía de perlas a I., L. y CH., ya que nos esperaban ahí.

Llegamos, nos saludamos y le dan a Z. una cajita y a mí una bolsa y nos dicen vuestros regalos. Z. preguntó que qué era y le dijeron que mirase por detrás, detrás ponía Soy tu nuevo amigo Capuccino :) y Z. ya se dio cuenta de que era un hámster, lo que le ha traído problemas con su madre, K., quien le ha dicho que o la rata o él. Lo mío era más fácil de adivinar, eran cinco peces, uno naranja y grande y cuatro chiquititos. Pero esto tenía una historia, el naranja era de la raza borrachín y le llamaron Limo por Limonccello, sí, son así de graciosos ellos, sobre todo teniendo en cuenta que ellos hicieron lo mismo que yo. Pero con los peces ya volveré, que esto no acaba aquí.

Bien, me cambié de ropa y fuimos a la urbanización de CH. para que éste cogiese una jaula para hámsters que tenía y ya no usaba para dársela a Z. Ahí nos entretuvimos durante media hora montando la jaula y haciendo torturas varias al pobre animal.

Luego creyendo que la gente llegaría a la hora (¡Ay que ilusos!) nos dirigimos al telepizza donde estuvimos una hora sentados sin hacer nada, luego una vez estábamos todos cenamos dimos los regalos que yo me llevé dos camisetas, una sudadera y una mochila muy chulo todo y a Z. por lo visto le gustaron mucho los regalos. Tras la cena nos fuimos cada uno a su casa y Dios a la de todos.

Pero ay cuándo llegué a la mía... Estaba toda mi familia que ya celebrábamos los cumpleaños de mi hermana, mi abuela y el mío. Según entro me dicen Jorge, tenemos una mala noticia y yo a ver... y me dicen los peces han muerto... Por lo visto no se les puede meter en agua del grifo, les tienes que meter en agua mineral así que nada, a penas duraron dos horas. Lo peor es que había dicho en plan broma que le haría un funeral cuando se muriese, pensando que eso sería en muuuuuuuuuucho tiempo o al menos en más tiempo que dos horas, así que nada a hacer un evento.

Como es normal, mis primas y yo nos aburrimos de las conversaciones que son las mismas de siempre y decidimos que era hora de irnos así que nos fuimos a jugar a la wii y así acabó la noche.

Y hoy, bueno, hoy ha sido más normal, mi abuela vino a comer a casa y una vez se fue a comprar con mis padres me dispuse a preparar el funeral. Metí la bolsa que contenía los inertes cuerpos en una caja de tiritas y la tuneé para que pareciese más un ataúd. Luego a las 5 nos dirigimos a enterrarlo y Z. había venido preparado para la ocasión, todo de negro, con la marcha fúnebre en el móvil y el rosario que se compró en Roma. Le hicimos una pequeña misa y le enterramos.

Pero esto no acaba aquí, horas más tarde exhumamos el cadáver porque decidieron que debíamos incinerar a los pobres peces y así lo hicimos. D., R., H., CH, Z., C., M. y yo los incineramos y enterramos sus cenizas. Os dejo una foto de su tumba:


Y hasta aquí mi cuanto menos raro fin de semana.

2 comentarios:

  1. ¿Y quién de la clase es Z.? No os he felicitado a ninguno de los dos...soy lo peor.

    ResponderEliminar
  2. Arturo jajaja, es que como entre mis amigos hay bastantes cuyos nombres empiezan por A pues los que tienen mote les pongo la inicial del mote y por eso como a Arturo a veces le llaman Zurro pues de ahí la Z.

    No pasa nada, es normal que no te enterases, el mío pilló en semana santa y el de Arturo siempre es fiesta.

    ResponderEliminar