domingo, 29 de mayo de 2011

I wish nothing but the best for you.

Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, lustros, décadas... No te voy a engañar, he perdido la cuenta del tiempo que llevamos sin mantener contacto alguno. Yo sí que sé de ti, sé que encontraste a alguien mejor que yo, cosa que por otro lado nunca dudé. Me encantaría pensar que te acuerdas de mí, aunque fuese una milésima de segundo, aunque fuese con rabia en vez de con nostalgia, aunque fuese odiándome, pero que me recordases. Que me sientas vivo. Con eso soy feliz. Sólo te pido eso, si alguna vez me quisiste, aunque fuese lo más mínimo, no me olvides, no me entierres. Una milésima de segundo al día es todo lo que te pido.

El tiempo vuela, eso lo sabe todo el mundo. Ayer estábamos viviendo juntos el mejor momento de nuestras vidas y hoy en cambio míranos. Ayer estábamos juntos, paseábamos de la mano, reíamos sin cesar, el tiempo se congelaba cuando nuestras miradas se cruzaban, ver una sonrisa tuya movía el mundo entero y me hacía sentirme lleno, realizado. Qué ironía, ahora recordándolo estoy sonriendo como un idiota. Te he querido como jamás he querido a nadie y creo que por eso una parte de mí siempre irá contigo, velando por ti, cuidándote. Hace ya mucho tiempo de todo aquello, pero no pasa día en el que no lo eche de menos, tus ojos verdes mirando a los míos, tu pelo suelto yendo al son del viento, tu sonrisa perfecta, tu extraña pero adorable manera de reírte, tu forma de darme cuando bromeaba, todo. 

Te echo de menos. Tanto que hasta duele. Todo me recuerda a ti. Me gustaría tenerte rencor, cualquier sentimiento que me forzase a olvidarte, la más mínima señal de que no eres tan perfecta como yo creo. Lo necesito. Pero, ¿a quién pretendo engañar? Eres perfecta, no te supe cuidar, por eso te deseo lo mejor, te lo mereces, por mucho que me duela y aunque mi cabeza me diga lo contrario, mi corazón me dice que si tu felicidad implica que me olvides, que me entierres vivo a dos metros bajo tierra, adelante. Te lo debo.

Si alguna vez nos cruzamos sólo quiero que sepas que para mí lo nuestro no ha terminado todavía ni jamás terminará.

No pienso engañarme, jamás encontraré a nadie como tú, sencillamente no lo hay. Todavía recuerdo que me decías que a veces el amor perdura pero otras en cambio se transforma en dolor. Y por desgracia nuestra mano no era la ganadora.

Ahora mismo lo más valioso que tengo son los recuerdos, aquellos en los que estamos juntos, es lo único que en estos momentos me hace sonreír. Recuerdo con exactitud cada segundo que pasamos juntos. Y eso nada ni nadie me lo podrá quitar. Y por mucho que ya no estés a mi lado, el día empieza y acaba contigo, con tu recuerdo.

Te quiero.



domingo, 22 de mayo de 2011

Ourselves.

Todo ha cambiado, nada es como antes. Ahora me centro más en mí, he construido un muro inmenso de difícil quebrantamiento para que nadie pueda traspasarlos, hay que establecer unos límites para que lo sano no se convierta en insano, para que lo cuerdo no se convierta en demente, para que lo equitativo no llegue a ser excesivo. Tengo que cuidarme, yo soy lo único que siempre pase lo que pase estaré conmigo, la única persona que me será fiel en todo soy yo mismo, la única garantía de longevidad que tengo respecto a alguien es la mía propia. Puede sonar egoísta, bueno, la verdad es que es egoísta, pero así es el ser humano, nadie, por mucho que diga, actúa en el 100% de los casos desinteresadamente, somos humanos, tenemos el instinto de la supervivencia dentro de nosotros y tenemos que mirar por nosotros sí o sí, aunque sea inconscientemente. Por supuesto que hay varias excepciones, está la familia, que por supuesto, excepto para algunos pobres desdichados, estará ahí, nos apoyara en la bueno y en lo malo y haría cualquier cosa por nosotros, pero ya no hay más.

Los amigos vienen y van, y creedme que sobre esto hablo con conocimiento de causa, aunque creas que hay alguno que vaya a estar siempre ahí, es muy difícil, justa o injustamente en la mayoría de los casos el hilo sobre el que pende la relación es cortado por alguna de las dispares circunstancias: la distancia, un malentendido, intereses distintos... Por eso es importante cuidarse a uno mismo, hacerse fuerte, conseguir crearnos una coraza, porque la vida no es un camino de rosas, para nada, todos los mortales pasaremos a lo largo de nuestras vidas por mil y unas penalidades y hay que estar preparados, hay que conseguir ganar todas las batallas, superar todas las pruebas que se nos pongan y así llegar a ser felices alguna vez, porque si las circunstancias pueden con nosotros, vamos muy mal, es muy fácil caerse, pero casi imposible levantarse.

Cuidaros, no os engañéis a vosotros mismos, sed superficiales si queréis, pero siempre guardaros un tiempo para sentaros y conoceros, ver quiénes sois, cuidaros, crear un mundo interior que os dará una fuerza sobrehumana y que eso nada ni nadie os podrá quitar y entonces sí, ya estaréis listos para enfrentaros a ese mundo de hienas hambrientas que es la vida pero esta vez ganaréis, porque sois especiales, buenas personas, geniales y tendréis una calidad como personas envidiable. No os desaniméis si el resto de la gente no lo ve, lo único que tiene valor incalculable en esta vida es que os queráis y estéis a gusto con vosotros mismos por lo que con eso ya os bastará y superaréis todo lo que se os ponga por delante y sabréis lo que es la felicidad.

domingo, 15 de mayo de 2011

Tarde de viernes rara.

La tarde no prometía mucho, éramos tres (aunque tres de los mejores cabe decir) los que quedábamos y no íbamos a hacer más que dar vueltas de aquí para allá por el barrio y gastar y gastar, que no sé que tienen los chinos pero aunque no tenga nada de hambre siempre me acabo comprando algo. P. para variar llegó 40 minutos tarde, pero es que si ya de por sí sale tarde de su casa que no se pare a hablar unos 15 minutos con unas amigas que ha visto hace escasos minutos. Pero bueno, ahí estábamos los tres: P., A., y yo. Y vino la inspiración y me acordé que desde el 20 de abril tenía caducado el carné joven y mis padres me habían dicho que ellos no me iban a llevar hasta Recoletos para renovármelo que ya tenía una edad como para apañármelas así que lo propuse y aunque pusieron muchas quejas a A. la soborné diciendo que si venía no me importaba que pasásemos a alguna tienda y P. pues no tuvo más remedio que venir. Así que subí a casa a por dinero y las gafas de sol, que por cierto A. se las ha quedado en su bolso, y pusimos marcha al metro que con la nueva linea no se tarda NADA.

Total que llegamos a Banco de España y no sé en que estaría pensando que nos recorrimos todo el Paseo del Prado hasta que ya caigo y digo ¡Ay va! que era para el otro lado. A P. le dio igual, pero a A... A. es la persona que más odia andar en esta vida, en hacer un trayecto que normalmente se tarda 5 minutos, nosotros tardamos 30 porque andamos dos minutos y descansamos 10 en un banco porque ya está cansada. Pero P. y yo tomamos la delantera y nos siguió. A A. y a mí nos llamó la atención que en la misma calle una acera estaba con los carteles de propaganda del PSOE y la otra del PP, que vamos, tienen unas pintitas... Aunque entre la foto de Espe de hace 4 años en la que parecía una Gremlin total o esta me quedo con esta. Y empezamos a hablar sobre lo patético que estaba siendo este año la campaña, que en vez de centrarse en lo que pueden mejorar se dedican a destrozar la campaña al otro, unos con el copago y la condesa Aguirre y los otros mezclando churras con merinas con los parados. Sencillamente patético, ya sólo por esto no se merecen ganar ninguno. Pero bueno, no sigo hablando de política que tras la última vez ya aprendí suficiente.

En la Plaza Cibeles nos dimos cuenta que el actual ayuntamiento estaba de puertas abiertas así que decidimos pasar y verlo. Subimos hasta las 6 planta para ir a un mirador o no sé que rollos, pero llegamos ahí y nos dicen que necesitábamos ticket y claro eso nos sonó a pagar así que pasamos. Tras perdernos buscando la salida, llegamos al hall y buscamos en uno de los iPads que están ahí por dónde se iba a renovar el carnet joven. Pusimos marcha y una vez llegamos me dicen que tenía que solicitarlo antes de ir aunque fuese una renovación, vamos que habíamos perdido el tiempo... Estuvimos dudando sobre a donde ir. Nos negamos a ir a Gran Vía puesto que lo único que hacemos es bajarla entera para llegar a Plaza de España y sentarnos. Así que dije pues por aquí como no queráis ir a Colón, al Retiro o al Prado poco haremos... Y P. dijo que quería ir al Prado por lo que yo encantado, pero A. dijo que nanai, pero una vez más P. y yo tomamos la delantera y no tuvo más remedio.

Antes de entrar nos apetecía sentarnos un rato a descansar y eso hicimos, nos fuimos a la salida que da con el jardín botánico y nos sentamos, descansamos una media hora y entramos al Prado, pero como sólo nos quedaban 20 minutos decidimos ver unos ocho cuadros, y así fue, perdidos por el Prado en busca de esos ocho cuadros en los cuales si tenía alguna anécdota y me la sabía la contaba o simplemente contaba el qué representaba y P. hizo lo propio con "Saturno". Una vez salimos A. y P. dijeron que les había parecido muy interesante cosa que me sorprendió muy gratamente. Nos sentamos otra vez y empezamos a hablar sobre varios temas, algunos no adecuados para escribir aquí y decidimos que ya era hora de volver a casita. Así que volvimos a Cibeles y cogimos el metro.

domingo, 8 de mayo de 2011

Erase un cumpleaños.

La inspiración no llama a mi puerta, por lo tanto me limitaré a contaros mi fin de semana, que esta vez si que hay cosas que contar.

El viernes empezó bien muy pero que muy bien, eso que ansiaba se había hecho realidad y había conseguido entrar en el Ramiro de Maeztu. Al día siguiente Z. y yo celebrábamos nuestros cumpleaños juntos (aunque el mío fue el 20 de abril y el de Z. el 2 de mayo) y a pesar de llevar un mes programado el cumpleaños mis amigos decidieron que el día ideal para comprar los regalos era el viernes y como Z. y yo no nos podíamos quedar solos pues les acompañamos. Vale, somos jóvenes y tenemos que comprar un regalo ¿A dónde vamos? Pues a un Centro Comercial así que nos dirigimos al Plenilunio. Ahí, los que no se habían podido librar de comprar el regalo + Z. + yo hicimos dos grupos: Z., D., A. y P. irían a comprar mis regalos y B. C. y yo el de Z.

Bueno, pues ya sabéis como es Z. más raro que un perro verde, así que no teníamos ni pajolera idea de qué comprarle, pero llegó la inspiración divina y le compramos un juego de la play y dos camisetas muy de su estilo. Tras tres horas de compras vimos que ya era hora de volver al barrio y eso hicimos.

Al llegar a casa me esperaba otra buena noticia: L. e I. que tanto Z. como yo dábamos por supuesto que no vendrían, confirmaron su asistencia al cumpleaños por lo que el día fue redondo.

Aunque el cumpleaños empezaría sobre las ocho (cosa que se retrasó una hora y 40 minutos por la legendaria impuntualidad de mis amigos) decidimos quedar antes para no morirnos del asco en casa. El barrio estaba desierto, ni un alma se veía por la calle. J. nos habló de un lago al otro lado de la M-40 pero que tenía muy difícil acceso. Z., M., y yo dijimos de ir pero D. y A. se negaron, así que las dejamos en un parque como si de dos viejecitas se tratara y fuimos los 4 a la aventura.

¿El problema? Que había llovido. La tierra no era tierra, era barro, y para llegar había que bajar una cuesta empinadísima corriendo y adivinad quien se calló justo cuando llegó al final... Un servidor. Los vaqueros y las converse estaban calados por lo que ya me daba igual mancharme más así que seguimos adelante. Para llegar había que atravesar encorvados dos túneles, bien pues ahí estábamos nosotros con la linterna de los móviles porque no se veía nada y gritando ¡MIERDA UN CHARCO! y ¡PERO QUÉ ASCO! Finalmente llegamos al lago, que oye, para estar donde está era bien chulo, tenía un color bonito y era bastante grande. Estuvimos ahí un rato hasta que empezaron a sonar los móviles: D. y A. decían que fuésemos ya, L., I. y CH. nos estaban esperando en frente de mi casa y R. y H. seguían sin haber decidido si venían o no. Así que decidimos que ya era hora de volver. Una vez ya fuera del otro mundo me miro las converse y compruebo que ya no son rojas, sino marrones, así que obligo a todos a ir a mi casa para cambiarme porque parecía un pordiosero, lo que venía de perlas a I., L. y CH., ya que nos esperaban ahí.

Llegamos, nos saludamos y le dan a Z. una cajita y a mí una bolsa y nos dicen vuestros regalos. Z. preguntó que qué era y le dijeron que mirase por detrás, detrás ponía Soy tu nuevo amigo Capuccino :) y Z. ya se dio cuenta de que era un hámster, lo que le ha traído problemas con su madre, K., quien le ha dicho que o la rata o él. Lo mío era más fácil de adivinar, eran cinco peces, uno naranja y grande y cuatro chiquititos. Pero esto tenía una historia, el naranja era de la raza borrachín y le llamaron Limo por Limonccello, sí, son así de graciosos ellos, sobre todo teniendo en cuenta que ellos hicieron lo mismo que yo. Pero con los peces ya volveré, que esto no acaba aquí.

Bien, me cambié de ropa y fuimos a la urbanización de CH. para que éste cogiese una jaula para hámsters que tenía y ya no usaba para dársela a Z. Ahí nos entretuvimos durante media hora montando la jaula y haciendo torturas varias al pobre animal.

Luego creyendo que la gente llegaría a la hora (¡Ay que ilusos!) nos dirigimos al telepizza donde estuvimos una hora sentados sin hacer nada, luego una vez estábamos todos cenamos dimos los regalos que yo me llevé dos camisetas, una sudadera y una mochila muy chulo todo y a Z. por lo visto le gustaron mucho los regalos. Tras la cena nos fuimos cada uno a su casa y Dios a la de todos.

Pero ay cuándo llegué a la mía... Estaba toda mi familia que ya celebrábamos los cumpleaños de mi hermana, mi abuela y el mío. Según entro me dicen Jorge, tenemos una mala noticia y yo a ver... y me dicen los peces han muerto... Por lo visto no se les puede meter en agua del grifo, les tienes que meter en agua mineral así que nada, a penas duraron dos horas. Lo peor es que había dicho en plan broma que le haría un funeral cuando se muriese, pensando que eso sería en muuuuuuuuuucho tiempo o al menos en más tiempo que dos horas, así que nada a hacer un evento.

Como es normal, mis primas y yo nos aburrimos de las conversaciones que son las mismas de siempre y decidimos que era hora de irnos así que nos fuimos a jugar a la wii y así acabó la noche.

Y hoy, bueno, hoy ha sido más normal, mi abuela vino a comer a casa y una vez se fue a comprar con mis padres me dispuse a preparar el funeral. Metí la bolsa que contenía los inertes cuerpos en una caja de tiritas y la tuneé para que pareciese más un ataúd. Luego a las 5 nos dirigimos a enterrarlo y Z. había venido preparado para la ocasión, todo de negro, con la marcha fúnebre en el móvil y el rosario que se compró en Roma. Le hicimos una pequeña misa y le enterramos.

Pero esto no acaba aquí, horas más tarde exhumamos el cadáver porque decidieron que debíamos incinerar a los pobres peces y así lo hicimos. D., R., H., CH, Z., C., M. y yo los incineramos y enterramos sus cenizas. Os dejo una foto de su tumba:


Y hasta aquí mi cuanto menos raro fin de semana.

lunes, 2 de mayo de 2011

No one knows what the future holds.

Antes quisiera disculparme por el retraso pero por motivos de viaje no pude actualizar desde el viernes. Y ya aprovecho para anunciar que estoy trabajando en una entrada sobre Roma. 



Si hay algo que a los jóvenes nos provoque más vértigo que subirnos a la última planta del Empire State Building y mirar al suelo es el futuro. La incertidumbre y el miedo pero a la vez la ilusión y las ganas de comerse el mundo invaden nuestro cuerpo cada vez que oímos esa palabra: Futuro.

En tres días salen las listas provisionales, por supuesto que habrá más de una alegría y más de un llanto ya que eso será lo que determine todo, quiénes seremos, cómo acabaremos, con quién iremos. Y es que es absolutamente imposible estar seguro ante un paso de semejante magnitud, no se puede tener otra cosa que pánico a equivocarnos, es nuestra vida lo que está en juego. Todos estos 16 años deseando acabar con esta etapa y demostrar al mundo quiénes somos y aunque esas ganas persistan, persisten en mucha menor medida que hace tan solo unos cuantos meses, hemos perdido gran parte porque no sabemos qué nos vamos a encontrar, y al fin y al cabo la mayoría estamos muy bien como estamos.

El curso que viene tanto si tenemos suerte como si no la tenemos, tendremos que despedir a muchas amistades, cerrar una etapa de nuestra vida, acabar con cosas que creemos imprescindibles pero que descubriremos que el prefijo le sobra completamente a aquél adjetivo. ¿Para bien o para mal? No tengo ni la más remota idea, ¿Acaso alguien la tiene? Pero como bien le dijo una vez P. a C. quien no arriesga no gana, y un cambio tras 10 añacos no tiene que venir mal a nadie. Empezar de cero, sin etiquetas, sin privilegios, sin perjuicios, al fin y al cabo sin nada. Seremos criaturas vulnerables como adolescentes que somos, dispuestos a que alguien nos asimile y así definir un nuevo grupo y convertirnos en pilares inamovibles de esos grupos, tal y como ahora somos.

Pero no nos equivoquemos, querido lector, esto es solo el principio, quizás la decisión más fácil de las que te vienen por delante, te faltan muchas decisiones que tomar. Pero siempre debes tomarlas con cabeza, aquí los errores sí que son determinantes y por desgracia no hay vuelta atrás. Y no hagas el tonto, más allá del sitio o lo que hagas está el ámbito personal, este es el momento en el que por primera vez y aunque a largo plazo el egoísmo es la mayor virtud que puedes tener. Piensa en ti, al fin y al cabo nadie te asegura nada. Aquí no hay nada más qué que cada uno nos construyamos nuestra vida, vayamos construyendo nuestro edificio e intentando reforzarlo tanto como podamos para que ni un avión lo pueda penetrar, pero los cimientos ya están puestos, no hay que relajarse, debemos seguir construyendo. Lo único que por seguro tendremos en el futuro tanto próximo como lejano es a nosotros mismos.

Bonne chance.