Mis padres llevan 4 años, les debió dar un flús o algo, pero yo bendigo ese momento, que les ha dado por hacer un viajecito por Europa en septiembre, bien, mi madre que es la superoferta en persona que te encuentra el viaje lo más barato posible le dio este año porque quería conocer Bélgica y así fue;
El 15 de septiembre mientras todos se lamentaban porque empezaba el colegio yo me alegraba porque comenzaban unas segundas vacaciones, y que son las cosas que justamente toque el suelo belga por primera vez a las 9 clavadas, justo cuando mis queridos compañeros entraban en clase.
Pues lógicamente, al viajar con Ryanair y tener Bruselas dos aeropuertos me destinaron al de Charleroi, a 60 km de la ciudad así que me tragué una hora de bus hasta llegar a la Gare Du Midi (el sur de la ciudad), luego dejamos las cosas en el hotel y aunque habiendo dormido 3 escasas horas nos dispusimos a patearnos la ciudad enterita, ya que la mayoría de las cosas están al ladito, excepto mi idolatrado Atomium. Bueno, pues estuvimos recorriendonos toda la ciudad, visité la catedral, el palacio de la justicia que al estar en obras apenas pude apreciar, la iglesia a la que llaman Petite Nôtre-Dame (aunque la verdad poco parecido las veo, ya que por muy petite que sea se hace odiosa la comparación al compararlo con la majestuosa catedral parisina), algunos parques como el de Bruselas situado justo enfrente del Palacio Real... y así hasta que llegamos a la Grand-Galerie, al ladito de la Grand-Place, donde decidimos comer, nos metimos por una callecita llena de restaurantes, en el que cual rumanos los camareros se disponen a tirarse encima de ti y arrastrarte hacia sus restaurantes, incluso se llegan a pelear entre los distintos restaurantes por conseguir 2 guiris más... a los que hayan estado en Roma es algo parecidísimo; la sensación de agobio porque no te dejan en paz y que encima se hacen los suecos para lo que les interesa es la misma.
Tras la comida descubrimos el lugar más bonito de Bruselas y uno de los más bonitos de Europa, La Grand Place, es increíble:

Luego me llevé la mayor decepción del viaje, el Manneken-Pis, es más pequeño de lo que pensaba y está en una esquina sin apena espectacularidad, lo mejor son las tiendas de los alrededores en el que por ejemplo venden chocolatinas con la forma del Manneken y de diferentes sabores como plátano, pera, uva...
y justo al lado del Manneken cometí el peor error de mi vida... probar los gofres... DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS! Es lo más rico que he probado en mis 15 años y además con el frío no veas como se agradecía...
Por cierto, hay una versión femenina que a mí me parece de muy mal gusto por la pose que tiene, pero entiendo que con los tiempos que corren procedía hacer una versión femenina del Menneken, pero esta se encuentra todavía mucho más apartada, al lado de la Grand-Galerie en un callejón enano, y en el que solo hay un par de cervecerías.
Luego fuimos a descansar al hotel, cosa que agradecí bastante, y más tarde fuimos a conocer la ciudad de noche que decían que era todavía mas espectacular, pero me decepcioné, es lo que tiene crear expectativas, era todo muy bonito, pero no se le había sacado el provecho que se podría haber sacado...
Por cierto, en Bruselas se habla el francés, algunos dirán que qué tontería, que ya lo sabían; vale, pero es que en los próximos días ya contaré el tremendo cacao de idiomas que tienen en este país, cuando cuente mis experiencias en Gante y Brujas.
Merci beaucoup et á bien tôt!
¡Qué gótica es la Grand Place! Chocolate BELGA, gofres...¡¡¡PELIGRO!!!
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